Earth and Altar

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¿QUE SIGNIFICA SER UN LATINO ANGLICANO O EPISCOPAL?

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¿Y qué hace un Caribe en Nueva York? Esta curiosidad sonora del cantautor Guatemalteco Ricardo Arjona resuena en mi mente cuando me pregunto qué significa ser un latino anglicano o episcopal. Mi encuesta resulta en imágenes de la Guadalupana en la Catedral Nacional en Washington D.C., liturgias a son de bachata, y convivencias con cancioneros. Creo que para muchos latinos y latinas el anglicanismo puede ser un poco confuso ya que proviene del término anglo. Algunos piensan que por no ser anglo no pueden convertirse en anglicanos o episcopales. 

Yo entiendo esa preocupación. Aunque llevo 20 años viviendo y trabajando entre Canadá y Estados Unidos y conozco muy bien a la cultura norteamericana, aun me es difícil resumir el ethos anglicano o episcopal. Permítanme expresar esta dificultad en mi propio contexto. Oriundo de Colombia, soy un seminarista en la Iglesia Episcopal. En las profundidades de mi corazón, hablo español y me muevo a ritmo de salsa. Crecí con repisas de libros en español que incluían a Gabriel García Márquez, Gabriela Mistral y Octavio Paz. Pero como llevo tantos años afuera de mi país, mi experiencia en América del Norte es ricamente bilingüe. En español, tengo una propensión a lo romántico, y en inglés un don para la ironía. Me siento a gusto con Shakespeare y Cantinflas. Emily Dickinson y Juan Luis Guerra son mis incondicionales. Y aunque estoy completamente cómodo en la cultura norteamericana, aún así me pregunto qué significa ser un latino anglicano o episcopal. Esta interrogación me lleva a preguntarme cuál es la visión distintiva de la identidad anglicana-latina. Es decir, mi curiosidad es la visión distintiva de la fe Cristiana, incorporada en la historia y el patrimonio de las iglesias anglicanas - entre ellas la Iglesia Episcopal - que puede ser ofrecida a nuestras hermanas y hermanos Latinx. Creo que, para explorar esta identidad, hay que abordar directamente la tensión entre la herencia Anglosajona de las iglesias anglicanas y las perspectivas contextuales de las diferentes comunidades y personas Latinx. 

La Iglesia Episcopal es una provincia miembro de la Comunión Anglicana mundial, y tiene 111 diócesis y áreas regionales en 17 países. Cuando comienzo a cuestionarme de la identidad anglicana o episcopal, empiezo con el propósito de la iglesia Episcopal, como se establece en el catecismo del Libro de Oración Común (p. 855 en inglés y p. 747 en español), que la misión de la iglesia es "restaurar a todos los pueblos a la unión con Dios y unos a otros en Cristo". Esto quiere decir que como parte de nuestra identidad anglicana o episcopal, estamos llamados a seguir a Jesús en una relación amorosa, liberadora y vivificante con Dios, entre nosotros y con la tierra como la rama episcopal del Movimiento de Jesús (Obispo Presidente Michael Curry). Primero que todo, la identidad anglicana o episcopal es seguir a Cristo. Para la Iglesia Episcopal, el Movimiento de Jesús nos llama a centrarnos en prioridades de evangelización, reconciliación, y cuidado de la creación. Además de este mandato, parte fundamental para la identidad de la Iglesia Episcopal es su ambiente acogedor y hospitalario. Esto significa que hay espacio para personas de diferentes posiciones teológicas y doctrinales dentro de la Iglesia Episcopal, así como hay espacio para personas de diferentes géneros, razas y clase. 

Más allá de sus prioridades misionales o su carácter hospitalario, muchos proponen que la historia y el patrimonio de la Iglesia Anglicana (y por ende de la Iglesia Episcopal) forman una gran parte de nuestra identidad. Esto significa que para una gran parte de los anglicanos / episcopales nuestra unidad vinculante es la Oración Común, es decir, la liturgia. En la historia de la Iglesia Anglicana, nuestro ADN (la cualidad inherente del anglicanismo) está formado por la tradición y flexibilidad de nuestra Oración Común. La identidad anglicana se vuelve distintiva con San Agustín de Canterbury (534-604 DC), a quien el Papa Gregorio primero le dijo que uniera la tradición universal de la iglesia con la costumbre local de Inglaterra. Esta misión fue sutil, pero importante: como anglicanos estamos llamados a conservar lo que es clave en nuestra fe y a adaptar lo que podemos. Esto quiere decir que la liturgia y el patrimonio anglicano informan, pero no limitan la identidad. En nuestra adaptación de esta liturgia y este patrimonio, hay hilos del cristianismo de la Iglesia Romana, del cristianismo celta e influencia Siria, y de las iglesias de oriente. Quiere decir que como anglicanos tomamos en serio la tradición a la luz del contexto de los fieles. 

 Si es cierto que la identidad anglicana o episcopal es nuestra Oración Común - y yo creo que es cierto - es importante preguntarnos cuál es el marco de referencia de esta oración. La Oración Común prevista por el arzobispo Cranmer (1489 - 1556 DC) y desarrollada a través de casi quinientos años se basa en la visión de que los anglicanos o episcopales son personas del un Libro de Oración Común (LOC). No solo usamos el LOC para la celebración de la liturgia, es una guía para nuestras oraciones privadas y para nuestras vidas. El LOC es la fuente de nuestra teología. Como anglicanos o episcopales, tendemos a expresar nuestras creencias en términos de nuestra Oración Común. La iglesia es ante todo una comunidad de adoración, y los anglicanos o episcopales son, ante todo, teólogos litúrgicos. Nuestra liturgia informa nuestras vidas. Nuestras vidas siempre fluyen hacia la liturgia. En su tradición, el LOC es fiel a la tradición de la Iglesia Católica y la Comunión Anglicana. En su flexibilidad, es una teología litúrgica que es capaz de escuchar y responder a los nuevos retos y nuevas preguntas de nuestro mundo. 

Este me lleva a otra pregunta acerca de la Oración Común de la Iglesia Episcopal. ¿Es la oración contenida en el libro en ingles (The Book of Common Prayer o BCP) la misma oración expresada en el Libro de Oración Común o LOC? A mi vista, el marco de referencia es similar pero no es el mismo. Para comenzar, el LOC es una traducción literal más que una equivalencia dinámica del BCP. La traducción literal es una equivalencia formal que transmite el significado exacto de las palabras de la lengua de origen. En cambio, la equivalencia dinámica propone que lo principal a traducir de la lengua origen es el pensamiento equivalente que puede llegar a entender la lengua receptora. Es un método que tiene más en cuenta el pensamiento a transmitir que las palabras en sí mismo. Para bien o para mal, el LOC es una traducción literal del BCP. Aunque es importante no transformar la traducción en mera paráfrasis que desvirtúa las palabras originales del BCP, creo que toda traducción debe tener en cuenta los modismos del idioma y su estructura gramatical. Y esto le falta a nuestro Libro de Oración Común. Lo que planteó a propósito de la traducción no es simplemente un desacuerdo con la metodología de traducción, pero el planteamiento que, en el LOC, la Oración Común de la Iglesia mantiene la tradición de la iglesia, pero pierde la adaptación o flexibilidad que son parte inherente de la identidad anglicana. 

Por supuesto que la Oración Común de la Iglesia es más que un texto, e incluye la forma en que los fieles - en este caso los fieles latinx - encarnan la liturgia en sus vidas, en sus culturas latinas, y en el mundo.

Esta es la forma en que celebramos el misterio de la encarnación. La liturgia nos comunica la realidad liberadora del Reino de Dios, y nos forma para la vida al involucrarnos en una representación ritual de ese Reino. Para los episcopales latinx, esta acción ritual debe ser significativa y expresiva de su experiencia del Reino de Dios. Aquí, uno debe preguntarse cómo las sensibilidades anglicanas informadas por su historia colonial expresan el Reino de Dios, y cómo las sensibilidades latinas entienden ese reino en relación con lo nuestro (nuestra comida, música, bailes, costumbres, humor y acentos), y cómo una teología conformada por una cosmovisión europea y valores individualistas se conecta con la comprensión latinoamericana de la condición humana que pone énfasis en el sufrimiento redentor de Cristo y de las personas.  

Esto no quiere decir que para ser anglicano o episcopal hay que ser anglo. Significa que tenemos que preguntarnos, ¿Cómo podría la liturgia anglicana ser verdaderamente latina? Creo que para ser verdaderamente latina, debe ser católica, descolonizada e inculturada. Quiere decir que tenemos que prestar atención a la tradición - lo que es esencial - y dejar de lado lo que no es esencial y lo que ha sido perjudicial para las personas de color. Tenemos que prestar atención a la naturaleza multifacética y multidimensional de las realidades latinas. Tenemos que prestar atención a la riqueza de las tradiciones de los pueblos latinx, porque saben perfectamente cómo rezar en sus familias, vecindarios e iglesias. Tenemos que prestar atención a los sermones significativos, liturgias familiares, y música envolvente de las comunidades latinas. Tenemos que prestar atención a las visiones latinx del Reino de Dios y las formas en que encarnan ese reino en sus vidas. Al hacer esto, honramos la identidad de la iglesia, y lo más importante, de los pueblos latinx. Y cumplimos la misión de la iglesia, seguir a Jesús en una relación amorosa, liberadora y vivificante con Dios, entre nosotros y con la tierra como la rama episcopal del Movimiento de Jesús. 

TIERRA Y ALTAR

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